Cuenta con un sistema para resistir terremotos además de un sistema que ya utilizaban los mayas para aprovechar mejor la energía.
Un rascacielos de 246 metros de altura, 57 pisos y 35 ascensores. Así es La Torre Reforma de Ciudad de México, considerado como el mejor rascacielos del mundo en 2018 y que ha costado la friolera de 100 millones de dólares. Para su construcción se necesitó un total de ocho años.
El gigante mexicano está diseñado para resistir terremotos. De hecho se trata un rascacielos en forma de pentágono. El edificio ha sido elegido por The International Highrise Award (IHA) como el más innovador no solo por su diseño sino también por su efectividad demostrada durante los numerosos sismos acaecidos en el año 2017.
El inmueble cuenta con un sistema de evacuación único en el que los ascensores funcionan en caso de incendios y terremotos como si fueran un refugio. Para ello los ascensores están preparados para no dejar pasar el humo.
Su arquitecto es Benjamín Romano y que para su construcción destacó que había empleado el sentido común. Y eso es lo que valoró el jurado del concurso. Romano es de esos arquitectos que piensa que la arquitectura debe adaptarse a su entorno. Como peculiaridad es capaz de proyectar una sombra sobre los inmuebles vecinos que no dura más de 25 minutos al día. Además cuenta con la ventilación cruzada ideada por los mayas.
Y es que el rascacielos está pensado para ahorrar energía. En comparación con los edificios de su entorno es capaz de ahorrar hasta un 25% de energía. De hecho incorpora un sistema innovador para recoger el agua de la lluvia y así aprovechar el agua ahorrar más de siete millones de litros de agua al año.
La Torre Reforma fue elegido como el mejor rascacielos del año.
También cuenta con un sistema de aire acondicionado muy novedoso. Es capaz de tomar el aire del exterior para filtrarlo y distribuirlo a través de serpentinas. Como complemento también se instalaron paneles de doble vidrio para aprovechar mejor la luz natural. Pero lo que más llama la atención es que cuenta con sensores capaces de cortar la luz de forma automática en los espacios desocupados o con luz natural suficiente.
Cómo podemos comprobar se trata de un rascacielos inteligente adaptado a los nuevos tiempos.
Una vez escuché la frase: "No somos ricos como para equivocarnos dos veces". Lo barato puede salir muy caro.
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